El Bovino Criollo Argentino es la más antigua de las razas naturalizadas en el país. Su adaptación extrema proviene de una larga coevolución con diferentes ambientes, desde el subtrópico hasta el clima frío. Ha sido caracterizada desde el punto de vista morfométrico, zootécnico, genético y molecular, tanto en la regiones subtropicales como en la templada de Argentina. En cruzamientos, ha demostrado que ofrece una buena alternativa ya que se han detectado niveles de heterosis comparables a los que se obtienen en cruzamientos entre razas británicas. Además de ello, los estudios de calidad de carne han demostrado que en cruzamientos se comporta de modo similar a las razas británicas. La raza ha sido objeto de conservación por parte de organismos oficiales y a partir de la creación de la asociación de Criadores ha recibido nuevo impulso y promoción.
Mezzadra, C. & Melucci, L. M. (2005). Experiencias en conservación, evaluación y utilización del bovino criollo argentino. Agrociencia, 9(1-2), pp. 453-457.